THOM YORKE/THE ERASER
Por Non Omnis Moriarte
Thomas Edward Yorke, mejor conocido por todos simplemente como Thom Yorke, tuvo la suerte (sin el menor de los sarcasmos) de nacer con el ojo izquierdo pegado; lo digo de esta forma porque es como el cumplimiento de una vieja sentencia del gran Nietzsche, palabras más, palabras menos: “Todo es justo en el Universo…” el que nace cojo, ciego, desmembrado, tuerto… tenía que nacer así para entender algo sobre el mundo y/o sobre sí mismo, que de lo contrario no hubiese podido comprender jamás.
La razón de dios, su divertimento, su grandiosa imaginación de hombre senil y negligente nos manda de cuando en cuando genios incomprendidos, adelantados a su tiempo y a sus sociedades, que generan desde sus distintos y particulares campos, llámense letras, cine, pintura y por supuesto música, obras que superan todos los confines.
Este ha sido el caso de Yorke, y como nunca falta un negro en el arroz; o como quiera que diga el famoso dicho, su aparente discapacidad visual lo ha llevado a mirar (sin eufemismos) el orbe de una forma muy distinta a la del resto de “loosers” que han caminado junto a él a través de su existencia, como aquéllos saltimbanquis de la infancia que lo llegaron a apodar “salamandra” por su problema.
Después de una serie de operaciones, la mayor parte de ellas realizadas durante sus primeros años, Thom decidió que lo único que quería en el mundo era ser músico, tocar como los grandes. El tiempo premiaría su esfuerzo, sacrificando al lado de sus carnales que formaron esa bandota llamada Radiohead. Cuentan que tuvo su primera guitarra a la edad de siete años. ¡Niño precoz! Diría mi abuela. La salamandra transmutó en Godzilla y en su metamorfosis nos obsequió a uno de los frontman’s más peculiares de la historia del ¿rock? coetáneo.
Recuerdo, como una breve anécdota, que los llegué a escuchar por allá de principios de los años noventa, era el 92’ o 93’ (o quizá antes, la neta no recuerdo pero qué importa), obviamente con el tema que los llevó a la gloria: “Creep” del primer material como Radiohead, “Pablo Honey”. Conseguí ese disco; no, casete, y lo mantuve en mi estéreo hasta que casi lo odié. Acá en Pachuca, en ese tiempo, sólo sabía de dos o tres brothers que conocían a la banda y les latía bastante, y cuando se empezó a correr la voz de que estarían (Radiohead) dando un concierto por acá en uno de los únicos teatros decentes que había en ese entonces en “La Bella Airosa” no pudimos más que pensar que nos querían “chamaquear”. Pero, ¿saben que? ¡Sí vinieron! y ¡Sí tocaron! Y casi me mato porque no los fui a ver. Creo que también dieron un concierto en un lugar llamado “Transtorno” en Ojo de Agua, Edomex, que por cierto ya ni existe. En fin, eso pasa cuando te duermes en tus laureles pensando que unos tipos cultos de Inglaterra, que aparte tienen un grupo de poca madre, no se darían a la tarea de recorrer en sus inicios, en su estampida hacia el cielo, terruños como estos, demostrando que la humildad es la pieza clave de todo éxito.
Pero, volviendo a Yorke y a este (permítaseme el término dado que no encuentro otro) magistral álbum llamado “The Eraser” o “El Borrador”, considero que es una de las mejores obras escritas desde el “OK. Computer” que tanto ha dado ya al rock mundial. Sería arriesgado decir que en él deja de sonar a Radiohead, puesto que Yorke es la piedra angular del grupo, la cabeza que sorprende en cada reaparición, en cada trabajo, en cada verso, en cada acorde.
“The Eraser” está plagado de vaivenes entre lo blanco y lo negro, entre la luz y la obscuridad, entre el arriba y el abajo, entre el pasado y el presente, pero también entre lo que debe permanecer y aquello que ha de ser borrado para siempre… dualidades manifiestas, permanentes, que nos llevan a la reflexión y a la revaloración de un ente que también ha adquirido (en su afán por no dejar de ser reptil) las facultades del camaleón.
Incendia desde el primer instante, desde la nota primigenia que da origen a esta mar vorágine de entresueños y nostalgias… ¡sí!, definitivamente es Thom Yorke.
Un dato final, el arte del disco, de ilusoria simpleza, está cargado de un profundo simbolismo: presenta en su portada a un personaje (que bien pudiese tratarse del mismo Yorke en su Alter Ego) llamado “Rey Canute” intentando sin lograrlo, como antiguo nigromante, detener el avance de un rabioso océano que busca tragarlo y desaparecerlo de la faz de la tierra; o, según la perspectiva, haciendo retroceder efectivamente las fauces de agua o de fuego que ansían devorarle. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos sentido así alguna vez ante el miedo, ante la incertidumbre de lo que depara el destino, la crisis, la mentada influenza… ante el diario acontecer tan lleno de falsedades?
Nunca fueron tan certeros 9 tracks.
El álbum fue lanzado completamente en Internet el día 30 de mayo del 2006. Hace casi tres años. Para julio de ese mismo año “The Eraser” había vendido la nada despreciable cifra de más de 126 mil copias (tan sólo en los Estados Unidos de Norteamérica), poco más de 34 mil por semana. Juzguen ustedes si vale o no la pena tenerlo.
Tracklist:
1) “The Eraser” - 4:55
2) “Analyse” - 4:02
3) “The Clock” - 4:13
4) “Black Swan” - 4:49
5) “Skip Divided”- 3:35
6) “Atoms for Peace” - 5:13
7) “And It Rained All Night” - 4:15
8) “Harrowdown Hill”- 4:38
9) “Cymbal Rush” - 5:15
Thomas Edward Yorke, mejor conocido por todos simplemente como Thom Yorke, tuvo la suerte (sin el menor de los sarcasmos) de nacer con el ojo izquierdo pegado; lo digo de esta forma porque es como el cumplimiento de una vieja sentencia del gran Nietzsche, palabras más, palabras menos: “Todo es justo en el Universo…” el que nace cojo, ciego, desmembrado, tuerto… tenía que nacer así para entender algo sobre el mundo y/o sobre sí mismo, que de lo contrario no hubiese podido comprender jamás.
La razón de dios, su divertimento, su grandiosa imaginación de hombre senil y negligente nos manda de cuando en cuando genios incomprendidos, adelantados a su tiempo y a sus sociedades, que generan desde sus distintos y particulares campos, llámense letras, cine, pintura y por supuesto música, obras que superan todos los confines.
Este ha sido el caso de Yorke, y como nunca falta un negro en el arroz; o como quiera que diga el famoso dicho, su aparente discapacidad visual lo ha llevado a mirar (sin eufemismos) el orbe de una forma muy distinta a la del resto de “loosers” que han caminado junto a él a través de su existencia, como aquéllos saltimbanquis de la infancia que lo llegaron a apodar “salamandra” por su problema.
Después de una serie de operaciones, la mayor parte de ellas realizadas durante sus primeros años, Thom decidió que lo único que quería en el mundo era ser músico, tocar como los grandes. El tiempo premiaría su esfuerzo, sacrificando al lado de sus carnales que formaron esa bandota llamada Radiohead. Cuentan que tuvo su primera guitarra a la edad de siete años. ¡Niño precoz! Diría mi abuela. La salamandra transmutó en Godzilla y en su metamorfosis nos obsequió a uno de los frontman’s más peculiares de la historia del ¿rock? coetáneo.
Recuerdo, como una breve anécdota, que los llegué a escuchar por allá de principios de los años noventa, era el 92’ o 93’ (o quizá antes, la neta no recuerdo pero qué importa), obviamente con el tema que los llevó a la gloria: “Creep” del primer material como Radiohead, “Pablo Honey”. Conseguí ese disco; no, casete, y lo mantuve en mi estéreo hasta que casi lo odié. Acá en Pachuca, en ese tiempo, sólo sabía de dos o tres brothers que conocían a la banda y les latía bastante, y cuando se empezó a correr la voz de que estarían (Radiohead) dando un concierto por acá en uno de los únicos teatros decentes que había en ese entonces en “La Bella Airosa” no pudimos más que pensar que nos querían “chamaquear”. Pero, ¿saben que? ¡Sí vinieron! y ¡Sí tocaron! Y casi me mato porque no los fui a ver. Creo que también dieron un concierto en un lugar llamado “Transtorno” en Ojo de Agua, Edomex, que por cierto ya ni existe. En fin, eso pasa cuando te duermes en tus laureles pensando que unos tipos cultos de Inglaterra, que aparte tienen un grupo de poca madre, no se darían a la tarea de recorrer en sus inicios, en su estampida hacia el cielo, terruños como estos, demostrando que la humildad es la pieza clave de todo éxito.
Pero, volviendo a Yorke y a este (permítaseme el término dado que no encuentro otro) magistral álbum llamado “The Eraser” o “El Borrador”, considero que es una de las mejores obras escritas desde el “OK. Computer” que tanto ha dado ya al rock mundial. Sería arriesgado decir que en él deja de sonar a Radiohead, puesto que Yorke es la piedra angular del grupo, la cabeza que sorprende en cada reaparición, en cada trabajo, en cada verso, en cada acorde.
“The Eraser” está plagado de vaivenes entre lo blanco y lo negro, entre la luz y la obscuridad, entre el arriba y el abajo, entre el pasado y el presente, pero también entre lo que debe permanecer y aquello que ha de ser borrado para siempre… dualidades manifiestas, permanentes, que nos llevan a la reflexión y a la revaloración de un ente que también ha adquirido (en su afán por no dejar de ser reptil) las facultades del camaleón.
Incendia desde el primer instante, desde la nota primigenia que da origen a esta mar vorágine de entresueños y nostalgias… ¡sí!, definitivamente es Thom Yorke.
Un dato final, el arte del disco, de ilusoria simpleza, está cargado de un profundo simbolismo: presenta en su portada a un personaje (que bien pudiese tratarse del mismo Yorke en su Alter Ego) llamado “Rey Canute” intentando sin lograrlo, como antiguo nigromante, detener el avance de un rabioso océano que busca tragarlo y desaparecerlo de la faz de la tierra; o, según la perspectiva, haciendo retroceder efectivamente las fauces de agua o de fuego que ansían devorarle. ¿Cuántos de nosotros no nos hemos sentido así alguna vez ante el miedo, ante la incertidumbre de lo que depara el destino, la crisis, la mentada influenza… ante el diario acontecer tan lleno de falsedades?
Nunca fueron tan certeros 9 tracks.
El álbum fue lanzado completamente en Internet el día 30 de mayo del 2006. Hace casi tres años. Para julio de ese mismo año “The Eraser” había vendido la nada despreciable cifra de más de 126 mil copias (tan sólo en los Estados Unidos de Norteamérica), poco más de 34 mil por semana. Juzguen ustedes si vale o no la pena tenerlo.
Tracklist:
1) “The Eraser” - 4:55
2) “Analyse” - 4:02
3) “The Clock” - 4:13
4) “Black Swan” - 4:49
5) “Skip Divided”- 3:35
6) “Atoms for Peace” - 5:13
7) “And It Rained All Night” - 4:15
8) “Harrowdown Hill”- 4:38
9) “Cymbal Rush” - 5:15
Para borrarse la mala vibra...
Este es el nuevo link y ya funciona:
4 comentarios:
Mi buen Nom Omnis, al darle click en el link para la descarga, sale el mensaje de que solo se podía descargar 10 veces este archivo y que necesita que se vuelva a subir, ¿lo podrías poner en linea nuevamente?
Gracias
Estoy trabajando en todos los discos que he posteado para volver a subirlos: !Serenidad y paciencia mi querido Solín¡
Este link ya funciona carnales, ya pueden descargarlo cuando quieran, neto es un excelente disco; bájenlo, bájenlo...
No maaaa carnalito.. no sirve el link
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